Juan A. Conesa
Catedrático de Ingeniería Química
Director del Grupo de Investigación REMAN
Después del terrible incendio del “cementerio” de neumáticos de Seseña estamos viendo un escaparate de todo tipo de posibles soluciones a un tema que, realmente, es un problema.
En diversos diarios se comentan, día tras día, alguno de los posibles destinos de los neumáticos una vez han dejado de ser útiles. Así, se muestra que este material es muy bueno para fabricar suelos de seguridad, carreteras, suelas de zapatos… a parte de su uso en el proceso de fabricación del cemento, aprovechando por un lado el acero para su incorporación al clinker y, por otro, su alto poder calorífico.
Otras empresas se especializan en extraer el negro de humo, un pigmento muy valioso, utilizado en la fabricación de las ruedas. También las hay que proponen fabricar distintos tipos de aislamientos acústicos y térmicos utilizando la fibra contenida en los neumáticos.
Y es que toda posible solución a este tema es poca, si se evita la posibilidad de que se produzca otro incendio de estas características. Desgraciadamente, en nuestro país son muchos los “cementerios” de neumáticos que existen, quizá no tan grandes como el de Seseña, repartidos por toda la geografía nacional.
El vertido de residuos, sean neumáticos o residuos municipales, es el destino más común en nuestro país. De esta forma, en España, con los últimos datos de Eurostat en la mano, se están llevando a vertedero más del 60 % de las basuras domésticas. Lamentablemente la tasa de reciclado es muy baja (inferior al 15 %) y la mayoría de nuestros residuos se entierran en los vertederos controlados. Llama la atención que la política comunitaria aboga por que la tasa de vertido sea cero, promoviendo la cultura del reciclaje, y en última instancia, la valorización energética.
En los vertederos de residuos municipales, éstos se entierran en distintas capas en las que se va incorporando tierra y distintas conducciones para evacuar el gas producido, ya que la materia orgánica contenida en los residuos domésticos (prácticamente, los restos de comida), sufre en el vertedero una descomposición anaerobia (en ausencia de oxígeno) que produce un gas combustible, con alta proporción (>60 %) en metano. Además, debido a la acción de diversas bacterias, se produce un aumento de temperatura, que llega hasta los 60 ºC de forma natural. Esto produce irremediablemente un “mix” en la que una pequeña chispa puede comenzar un incendio que es muy difícil de sofocar. No es de extrañar, por tanto, que una y otra vez se produzcan incendios en vertederos de residuos municipales que, además, pueden emitir compuestos muy contaminantes.
El vertido de neumáticos es un tema distinto. Éstos no suelen enterrarse, por lo que quedan expuestos a lluvia, sol y la acción de cuantos pasen por allí. Además, su estructura no permite que se produzca su descomposición de forma natural en un corto periodo de tiempo, sino que se mantienen más o menos intactos. Sin embargo, la cantidad de calor que genera cuando se queman es comparable a la del petróleo (de donde procede) por lo que, también, es muy complicado apagar un incendio de neumáticos.
Desde un punto de vista medioambiental y de salud pública deberíamos hacernos la siguiente pregunta, ¿realmente se emiten muchos contaminantes durante el incendio de un vertedero? ¿son peligrosos? La respuesta es sencilla: SI, SON MUY PELIGROSOS. La quema de cualquier material en abierto, debido a las bajas temperaturas y a la mala mezcla del oxígeno provoca una gran cantidad de inquemados que resultan en grandes cantidades de contaminantes emitidos a la atmósfera. Por ejemplo, con datos de la EPA norteamericana, en Seseña se han emitido más de 600 toneladas de PAHs (hidrocarburos policíclicos aromáticos), unos contaminantes cancerígenos que ya en pequeñas cantidades son muy tóxicos. En este caso, la cantidad emitida es extremadamente alarmante, pero no son mucho menores las emisiones en un incendio de vertedero de basuras domésticas.
Además, diversos estudios indican que los suelos donde se producen este tipo de incendio quedan muy deteriorados, con grandes contenidos en metales pesados, hidrocarburos, dioxinas y furanos, entre otros. Es necesario en estos casos proceder a su descontaminación por medio de técnicas como la extracción, el lavado, la oxidación… pues en caso contrario serían un foco muy importante de contaminación por agentes cancerígenos.
Otro posible destino de basuras domésticas y neumáticos es la quema controlada, es decir, la valorización energética de los residuos, con producción de electricidad o calor. Esta reacción se produce en unas condiciones que no tienen que ver con las de un incendio, de forma que la alta temperatura y el exceso de oxígeno, junto a los sistemas de limpieza de gases hacen que la incineración sea la mejor solución para la fracción no reciclable de los residuos. Esta valorización energética puede producirse en una incineradora o en un horno de cemento.
Teniendo en cuenta los factores de emisión en un horno de cemento, por ejemplo, las 50.000 toneladas de neumáticos de Seseña hubieran emitido aproximadamente 4 kg de PAH, unas 160.000 veces menos que con la quema en abierto, además a lo largo de todo un año, evitando las altísimas concentraciones que se han producido. Estos datos se basan en estudios publicados por nuestro grupo de investigación en revistas internacionales de contrastada calidad, que prueban su exactitud.
De esta forma, pese a que la combustión controlada de residuos ha sido ampliamente criticada, en realidad la mayor parte de emisiones se producen por combustiones incontroladas, como las que vemos periódicamente en la prensa. La importancia de la quema incontrolada en las emisiones globales a la atmósfera quedó reflejada en varios informes presentados por la U.S. EPA (Agencia para el medio ambiente de los Estados Unidos).
En este tema, como en tantas otras cosas, la opinión pública se deja llevar por opiniones muchas veces poco fundamentadas, y ni se plantean informarse qué pros y contras tiene cada uno de los posibles destinos de nuestros residuos, dejando que otros piensen por ellos.