Dentro del Plan de Acción Nacional de Energías Renovables de España (PANER) 2011-2020, publicado por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, a través del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), se contempla a los residuos como una energía renovable, junto con otras como la eólica, hidroeléctrica, geotérmica, solar, etc.
En el año 2009, las energías renovables supusieron el 9,4% del abastecimiento de energía primaria (de las cuales la biomasa y la energía procedente de los residuos supusieron un 3,89% por delante de la eólica con un 2,43% o la hidráulica con un 1,73%).
Para lograr el objetivo propuesto a nivel europeo, de que la cuota de energía procedente de fuentes renovables en el consumo de energía final bruta en el año 2020 sea del 20%, el plan señala, entre otras medidas asociadas al fomento del uso de los residuos, el “Fomento del desvío de los vertederos de la fracción combustible de los residuos”, así como la “Creación de un registro de Combustibles Sólidos Recuperados”. Es decir, medidas encaminadas para evitar el despilfarro de recursos actual, donde estamos llevando a vertedero residuos con alto poder energético que no se pueden reutilizar ni reciclar.
En este sentido conviene recordar que el sector cementero acredita una capacidad de valorización de residuos superior a 1,5 millones de toneladas anuales, si se supone una tasa de sustitución equivalente (por encima del 25%) a la de los países con los niveles de protección ambiental más avanzados de la Unión Europea. Dentro del apartado referente a la “Evaluación ambiental estratégica” de citado borrador se dice textualmente con relación a la utilización de residuos en plantas cementeras que “…la co-incineración en instalaciones cementeras, pueden considerarse tecnologías plenamente contrastadas y fiables”.