Sobre el hueco de una antigua extracción de gravas en Arganda (Comunidad de Madrid) se fue vertiendo aceite industrial usado durante décadas, hasta formar una enorme balsa que ha llegado a tener más de 50.000 metros cúbicos de residuos contaminantes. La Consejería de Medio Ambiente, Administración Local y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid, puso en marcha en otoño de 2014 un plan de limpieza por el que ya se han extraído 28.000 toneladas de aceite. La idea es rescatar esta zona, descontaminarla y fomentar la recuperación del entorno.
Así, esas 28.000 toneladas de residuo extraído hasta el momento han generado una energía equivalente a la electricidad consumida durante un año por más de 68.000 hogares de cuatro miembros, una energía que se ha utilizado en hornos de fabricación de cemento que cuentan con Autorización Ambiental Integrada para el uso de combustible derivados de residuos peligrosos.