El Área Metropolitana de Barcelona está empezando a dar un uso energético a los desechos de los ciudadanos, al emplear los residuos que resultan inservibles en las cementeras gracias a su alto poder calorífico.
Según el director de la Agència de Residus de Catalunya, Josep Maria Tost, actualmente hay presentados cinco proyectos de plantas pendientes de obtener licencia para fabricar combustible derivado de residuos, las cuales podrían absorber unas 320.000 toneladas de desechos. Y, en paralelo, las cementeras están haciendo una apuesta clara en esta misma línea adaptando sus instalaciones para acoger un volumen de material similar. Tres cementeras utilizan ya combustibles derivados de los residuos urbanos e industriales (Uniland en Sitges, Uniland en Santa Margarida y Cemex en Alcanar), y dos lo harán pronto (Molins en Pallejà y Lafarge de Montcada).
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